24 mar 2009
Pertenencia
Quiero que me poseas ahora mismo, quiero pertenecerte como nadie, arráncame el cabello y cóselo en el tuyo, chúpame los ojos para que no pueda ver a nadie mas nunca (ya no me hacen falta), quédate con mis labios afilados de una mordida, utiliza mi piel para fabricar un instrumento de percusión que nadie escuche, corta aquel casi imperceptible cuello y bebe todos los días de mi sangre caliente, usa mi ombligo de cenicero y apaga en mi vientre todo lo que arde dentro de ti, déjame regalarte mis uñas para que las muerdas en momentos de angustia, guarda mi sexo en tu maleta y llévalo contigo, usa mi cerebro como pisapapeles y mis pies para que te lleven al cielo o al infierno sin que te canses ni te quemes, has con mis huesos una cama en donde nadie duerma y siempre este cubierta de lagrimas, usa mis pechos para alimentar al sediento hijo que llevas dentro, cuelga mis nalgas en la pared y en mi espalda dibuja tu nombre, cuando te canses de masticar mis dedos y mis muñecas dejen de servirte para sostenerte de manos, cuando mis dientes ya no tengan brillo y quieras tirar el collar que hiciste con ellos, cuando mis pulmones ya no tengan la tinta obscura con la que pintaste en esos lienzos, cuando la piel de mis piernas ya no te sirva de tapete, entonces, entonces habré sido tuya y podrás quemar lo que quede de mi, para tirar mis cenizas al aire y que las recoja el viento, a quien tampoco perteneceré porque antes fui tuya, antes que de el, antes que de nadie, tuya para siempre.
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